Sin anestesia con ginebra
Ser una curadora independiente en la Patagonia es ante todo ser independiente. Los circuitos de arte en este sur y en este primer diez por ciento de siglo transitado, tienen más de un corte y varias quebradas. Los cortes en el modelo patagónico de circuito de arte se deben a las ausencias de algunos actores. Y las interferencias dentro del modelo son producto de las confusiones producidas quizás por ignorancia o como secuela de “lo atamos con alambre”, axioma propio del que se aventura a andar por estos pagos. Alambre es sinónimo de abrazadera, bulón, centro cultural, comisión vecinal, asociación de amigos… Pero aun cuando no todos los jugadores se den cita en la alquimia colectiva, hay obras que ya están colgadas en el imaginario sureño. ¿Cómo llegaron allí? Esto da para otra investigación. Volvamos a la que nos convoca.
Cuando me enteré de la participación de Donde se juntan las aguas en el Barrio Joven me acerqué a ellas con el propósito de colaborar. Una cosa es haber sido seleccionadas en ArteBa y otra materializar la gesta de llevar arte de la Patagonia a la Feria de Arte más prestigiosa de América (la de acá). La aceptación por parte de Donde… fue inmediata y agradecida (aunque la agradecida soy yo).
Cualquiera diría que es imposible operar sin anestesia, o sin enfermera que entregue la herramienta justa en el momento preciso o hasta sin quirófano. Sin embargo aquí es posible. Unos buenos vasos de ginebra, una cocina baldeada con agua y cloro y un diestro mago dan fe de este milagro. Lorraine Green y Mercedes Schamber son dos artistas jóvenes que viven en Bariloche y conforman Donde se juntan las aguas. Unidas potencian la magia, no sólo en el trabajo de hacer arte, sino en ser activas propulsoras y gestoras de visibilidad. En esta oportunidad el objetivo que las mueve es tender puentes que acerquen algo del arte contemporáneo patagónico a las miradas de gestores, productores y coleccionistas de arte que se dan cita en la feria. Luego sueltan toda expectativa, y que pase lo que tenga que pasar. Esto último las transforma en sabias ya que, y citando a John Berger, “la historia del arte se suele presentar como una sucesión de estilos. En nuestros días, los marchantes y promotores de arte utilizan esta batalla de estilos para crear marcas que ponen en el mercado. Muchos coleccionistas –y también museos- compran nombres, marcas, en lugar de obras.”
La selección de artistas ya se había realizado cuando me acerqué a ellas y eso me dio la pista de cómo abordar la presentación de las obras de cada una de las artistas intervinientes. Si la elección ya estaba hecha, los textos también lo estaban. Me aboqué entonces a buscar ideas que otros escritores ya habían elaborado. La selección de textos que acompaña a cada una de estas artistas está emparentada con la obra expuesta, intenta acariciar las preguntas de las artistas, pintar su cotidiano o iluminar algún sector de sus tinieblas y dudas. Y para ser más, entre los pocos que somos, convoqué a Julio Verne, Jorge Luis Borges, Clarissa Pinkola Estés, Enrique Dussel, William Henry Hudson, José Argüelles y Jean-Marie Gustave Le Cesio, a los que agradezco su claridad y generosidad de pensamiento.
Por último me llamó la atención que el grupo estuviera formado por mujeres, sin por eso plantarse como feministas o hacedoras de arte de género. Quizás el pensamiento de Shitao, el gran paisajista chino del siglo XVII, entregue luz a la pregunta. “Pintar es el resultado de la receptividad de la tinta; la tinta se abre al pincel; el pincel se abre a la mano; la mano se abre al corazón. Y todo ello de la misma forma que el cielo engendra lo que la tierra produce: todo es el resultado de la receptividad.” La receptividad es intrínseca a la naturaleza femenina.
Margarita Vidal, Los Menucos, Mayo 2010
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